Hace 5 años Rusia, en flagrante violación del derecho internacional, inició la ocupación de Crimea. Aunque el falso referéndum ilegal y el estatus ruso de Crimea no fue reconocido por la comunidad internacional, el hecho de que esta comunidad no estaba preparada para reaccionar de manera resuelta al acto de agresión por parte de Rusia le permitió al régimen criminal del Kremlin a continuar la agresión y apoderarse de una parte del Donbás ucraniano.
El 25 de noviembre del año pasado Rusia volvió a realizar un acto de agresión abierta contra Ucrania, al atacar barcos ucranianos en el estrecho de Kerch y las aguas internacionales del Mar Negro.
Los resultados de la agresión son dramáticos y sin precedentes para la Europa de pos-guerra: cerca de 13 mil muertos, 30 mil heridos, un millón y medio de personas desplazadas, la destrucción de la infraestructura del Donbás, la usurpación de la propiedad ucraniana en la Crimea ocupada, las violaciones masivas de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario por las autoridades de ocupación, las persecuciones políticas e intimidaciones de ciudadanos ucranianos con el fin de sofocar cualquier tipo de manifestaciones anti-ocupación, la militarización acelerada de envergadura de la península ocupada.
Con los esfuerzos heroicos de militares ucranianos, gracias al creciente apoyo político y práctico de sus socios internacionales, Ucrania sigue contrarrestando la agresión.
Fue creada una potente coalición internacional que apoya activamente a Ucrania, aumenta la presión sobre Rusia, demandando la de-ocupación total de los territorios ucranianos y elevando el precio por la continuidad de la agresión.
Todos los presos políticos y prisioneros de guerra deben ser liberados inmediatamente. Nuevo atraso de Moscú en cumplir esta exigencia debe tener consecuencias bien concretas, incluso por medio de sanciones.
El fin de la agresión de Rusia en el Donbás tiene que estar apoyado en una misión de paz funcional de la ONU, cuyo mandato deberá abarcar toda la zona del conflicto.
La comunidad internacional presta el soporte a Ucrania en la cuestión de Crimea. El testimonio de ello es una serie de resoluciones de la Asamblea General de la ONU que califican de manera inequívoca la política de Moscú, exigen de Rusia el cumplimiento de las normas del derecho internacional y la de-ocupación de la península, condenan la militarización de Crimea y las áreas adyacentes de los mares Negro y de Azov.
Hoy la Asamblea General de la ONU, con la participación del Presidente de Ucrania Petró Poroshenko, discutirá por la primera vez la situación en los territorios ocupados, lo cual vuelve a atestiguar la inadmisibilidad de las acciones de Moscú para la comunidad internacional.
Estamos agradecidos a nuestros socios por el trabajo práctico para el desarrollo de las Fuerzas Armadas ucranianas, la implementación de las reformas y la estabilización de la situación económica del país que tiene que soportar el pesado fardo de la guerra. Solamente una Ucrania democrática y fuerte económica y militarmente puede hacer retroceder al enemigo.
El restablecimiento de la integridad territorial de Ucrania es necesario no solo para asegurar el futuro de nuestro pueblo. Es una condición de la renovación de la confianza hacia el sistema de seguridad europeo y mundial que debe basarse en el respeto incondicional de los países independientes por las normas del derecho internacional y la firme respuesta a los violadores de dichas normas.