Los últimos acontecimientos, relacionados con el envenenamiento del ex-espía ruso en la Gran Bretaña, suscitan una gran preocupación. Tomando en consideración los datos de los servicios de inteligencia británicos, así como el hecho de que la respuesta de la parte rusa ha sido hipócrita y poco confiable, estamos listos para apoyar la idea de la Primera ministra británica de que ese hecho, posiblemente, haya sido una obra del Kremlin.
Este caso evidencia una escalada considerable de la agresión rusa contra uno de los líderes democráticos del Occidente y un socio muy cercano de Ucrania. El Gobierno de Ucrania sigue muy de cerca la situación, la cual es discutida con autoridades máximas del Reino Unido. He asegurado a nuestros amigos británicos de nuestro apoyo completo, así como de nuestra disponibilidad de juntarnos a ellos para asegurar una reacción más decisiva de la comunidad mundial, fiel a las normas del derecho internacional. El Kremlin no respeta las fronteras y el derecho internacional. No existen límites que no pueda superar, si cree que se quedará impune.
Nosotros, en Ucrania, lo entendemos mejor que muchos otros. Pasaron ya más de cuatro años desde el momento cuando Rusia ocupó ilegalmente la península de Crimea. Y luego de la tentativa de anexionar Crimea, invadió el Donbás en el Este de Ucrania, donde el apoyo ruso a sus títeres costó la vida a más de 10 mil ucranianos, además de provocar 25 mil heridos y 1,8 millones de personas desplazadas.
Parece que es una señal de alarma que debería despertar al Occidente. Por lo menos, lo espero mucho. Ahora el Occidente tiene que reaccionar de tal manera que haga a Rusia sentir las consecuencias de sus acciones. Uno de los primeros blancos debe ser la Copa Mundial de Fútbol, a celebrarse el próximo verano. Rusia no merece recibir un torneo tan prestigioso. En el mejor de los casos me gustaría que a Rusia le quitaran el derecho de recibir este evento.
Si no es posible hacerlo por causa de la falta de tiempo, llamo a todas las naciones y a las personas amantes de libertad, que respetan las reglas y la orden, a boicotear este campeonato. Su realización en Rusia no solo no unirá a los pueblos del mundo, sino enriquecerá a Rusia y le proporcionará una potente herramienta de propaganda, que ella simplemente no merece.
El mundo libre debe tomar una postura muy rigurosa y reaccionar de una manera muy decisiva para que Rusia entienda que nadie va a apoyar sus métodos criminales y terroristas, que sigue usando. Es necesario hacerlo ahora, antes de que sea tarde.