El 14 de diciembre de 2016 se cumplen 42 años desde la aprobación de la Resolución “Definición de la agresión” (3314 (XXIX)) por la Asamblea General de la ONU.
Tras ocupar de manera ilegítima la República Autónoma de Crimea y la ciudad de Sebastopol, tras realizar una invasión militar ilegal en el territorio de las regiones de Donetsk y Lugansk, la Federación de Rusia en 2014 inició una agresión militar no provocada contra Ucrania. Con esas acciones la Federación de Rusia violó groseramente sus compromisos internacionales asumidos, en particular, de acuerdo con la Carta de la ONU, el Acta Final de la Reunión sobre la Seguridad y Cooperación en Europa de 1975, el Memorando de Budapest de 1994, el Tratado de Amistad y Cooperación entre Ucrania y la Federación de Rusia de 1997. La Federación de Rusia no solamente violó la soberanía, la integridad territorial y la independencia política de Ucrania, sino también creó una amenaza a la paz y la seguridad internacional en general. El tercer año consecutivo de la agresión rusa sigue trayendo dolores y sufrimientos al pueblo multinacional de Ucrania. La cantidad total de las víctimas de esta guerra no declarada en el corazón de Europa sobrepasa 10 mil personas.
En este contexto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania declara, de manera clara y consecuente, que la ocupación y la continua anexión por Rusia de la República Autónoma de Crimea y de la ciudad de Sebastopol, así como las acciones ilegítimas de Rusia en el Donbás, corresponden totalmente a la definición de la agresión, conforme a los puntos a), b), c), d), e) y g) del Artículo 3 del Anexo a la Resolución de la Asamblea General de la ONU “Definición de la agresión” (3314 (XXIX)). Dichas acciones representan un grave crimen contra la paz internacional que implica la responsabilidad legal internacional de la Federación de Rusia como estado, así como la responsabilidad criminal internacional de sus altos dirigentes.
La Federación de Rusia es parte del conflicto bélico internacional que actualmente se desarrolla en el territorio de nuestro país, y los altos mandos políticos y militares de Rusia llevan toda la responsabilidad por su planeamiento, preparación, inicio y realización, así como por las numerosas víctimas humanas, daños materiales y destrucciones provocadas por el mismo. Ningunas razones de carácter político, económico o militar pueden servir de justificación de la pérfida agresión rusa, así como la guerra no puede ser un método de hacer política en el siglo XXI.
Ucrania está agradecida a los estados-miembros de la ONU por el apoyo consecuente y fuerte que le es prestado para resistir a la agresión rusa y superar sus consecuencias. Contamos con el aumento de la presión internacional sobre la Federación de Rusia para poner fin a la agresión, asegurar la retirada completa del territorio de Ucrania de las fuerzas armadas regulares rusas, de los bandos militares ilegales y mercenarios controlados por Rusia, así como de armas y equipos bélicos que fueron colocados en el territorio de la República Autónoma de Crimea y de la ciudad de Sebastopol o transferidos ilegalmente a las organizaciones terroristas “DNR” y “LNR”, además de cancelar todas las actas que tienen por objetivo la “legalización” de la tentativa de la anexión de la península de Crimea, con el fin de su futura de-ocupación.
Solamente la renovación del control de Ucrania sobre toda la extensión de su frontera estatal, el asegurar la soberanía, integridad territorial y la independencia de nuestro país es garantía de la paz y seguridad internacional.