Hace dos años, la Federación de Rusia, por la comisión de una agresión armada contra Ucrania, comenzó el proceso de reescribir la historia de la posguerra, violando el derecho internacional, que es la base de la convivencia pacífica. Rusia dejó de ser parte del mundo civilizado y se ha convertido en un estado paria.
Los militantes rusos vestidos con un uniforme verde sin insignias se convirtieron en un símbolo de una guerra híbrida, y su desembarco en Crimea ucraniana comenzó un flagrante menosprecio, por el Kremlin, del derecho internacional y de los derechos humanos en la península ocupada. Bajo la ocupación rusa, Crimea se ha convertido en una "zona gris", donde prevalecen la injusticia, el terror, la intimidación, el secuestro y la tortura. Las autoridades de ocupación cometen violaciones sistemáticas y masivas de los derechos y libertades fundamentales, libran una guerra oculta contra disidentes, destruyen los signos de la identidad lingüística, religiosa y cultural de los ucranianos y de los indígenas de Crimea, tártaros de Crimea. Las acciones de las autoridades rusas dirigidas a prohibir la actividad de Majlis, así como los procesos políticos contra los tártaros de Crimea en la península ocupada demuestran claramente la tiranía de los ocupantes.
La comunidad internacional expresó unánimemente su solidaridad con Ucrania en su lucha contra la agresión armada rusa. Los estados democráticos condenaron la ocupación, impusieron sanciones contra Rusia y su liderazgo con el fin de restaurar la integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas.
Ucrania exige a la Federación de Rusia que cese la ocupación, represiones y numerosas provocaciones contra los ciudadanos de Ucrania y la población proucraniana de la península de Crimea.
Llamamos a la comunidad internacional que aumente la presión política y diplomática sobre Rusia como el estado ocupante y apoye la iniciativa de Ucrania de establecer una plataforma internacional para discutir los temas que son de vital importancia para los residentes de la península ocupada y toda la comunidad mundial.