En estos días el mundo recuerda la tragedia de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que hace 70 años se convirtieron en el objeto del empleo de armas nucleares. Ucrania comparte con el pueblo japonés el peso de dolor de su trágico pasado.
Esta terrible tragedia demostró el poder catastrófico de armas nucleares y se convirtió en un desafío a la comunidad internacional en cuestión de garantía de la paz duradera en el mundo.
Estamos firmemente convencidos de que el sistema de seguridad internacional puede ser garantizado solo por el fortalecimiento del régimen de desarme nuclear y la no proliferación de armas de destrucción masiva. Una condición clave de estos procesos es el cumplimiento del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares y la entrada en vigor del Tratado de prohibición completa de ensayos nucleares.
Ucrania, al renunciar voluntariamente a las armas nucleares, en los años de su independencia ha mostrado a todo el mundo su pleno compromiso con la no proliferación y el desarme nuclear. Estamos convencidos de la necesidad de la creación del mundo libre de armas nucleares.
Dándose cuenta de las lecciones brutales de la historia, la comunidad internacional debe hacer todo lo posible para prevenir y combatir unas nuevas amenazas de armas nucleares.